Puebla: Un viaje a través del color, la historia y el sabor de México
- BV TRAVELERS
- 7 abr
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Puebla, un nombre que evoca imágenes de fachadas adornadas con azulejos vibrantes, relatos de ángeles fundadores y un legado culinario que ha trascendido fronteras. Enclavada en el corazón de México, esta joya colonial espera ser descubierta por aquellos que buscan una experiencia de viaje auténtica y enriquecedora. Puebla no es solo una ciudad; es una inmersión en la esencia misma de la cultura mexicana, donde cada rincón cuenta una historia, cada platillo deleita el paladar y cada color aviva los sentidos. Prepárese para un viaje inolvidable a través del tiempo, la arquitectura y la gastronomía de un destino que lo cautivará desde el primer momento.
La Ciudad de los Ángeles
El encanto de Puebla comienza con su nombre, evocador de un origen celestial. La leyenda fundacional de la ciudad, originalmente llamada Puebla de los Ángeles, narra un sueño del obispo de Tlaxcala, Julián Garcés. En su visión, un grupo de ángeles descendió del cielo para trazar el plano de una nueva ciudad en un hermoso valle. Este relato divino no solo le otorgó a Puebla su nombre, sino también su entrañable apodo de "Ciudad de los Ángeles" o Angelópolis.
Más allá de la leyenda, la planificación urbana del centro histórico de Puebla posee una armonía que algunos han interpretado como un diseño casi "angelical". Fundada en 1531, la ciudad se trazó siguiendo una disposición en cuadrícula renacentista, un modelo que posteriormente influyó en la creación de otras ciudades coloniales en el continente. Si bien esta organización responde a principios de diseño urbano de la época, su perfecta alineación pudo haber reforzado con el tiempo la leyenda de su origen divino. Incluso el escudo de armas de la ciudad incluye una referencia a ángeles protectores, perpetuando así la conexión celestial con su identidad.

Un Mosaico de Fe y Arquitectura
La fe ha dejado una huella imborrable en el paisaje de Puebla, manifestándose en la impresionante cantidad de templos que salpican su geografía urbana. Existe una leyenda popular que habla de 365 iglesias en Puebla, una para cada día del año. Si bien el número oficial de parroquias se sitúa alrededor de 288, la cifra sigue siendo notable, especialmente al recorrer el centro histórico. Esta abundancia de recintos religiosos testimonia la profunda religiosidad que ha caracterizado a la ciudad a lo largo de su historia.
La arquitectura colonial de Puebla es otro de sus grandes atractivos, reconocida por su estilo barroco bien conservado y el distintivo uso de azulejos de Talavera. El centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, un reconocimiento a su riqueza arquitectónica que fusiona elementos europeos e indígenas. Muchos edificios de los siglos XVI y XVII se mantienen en pie, incluyendo la majestuosa catedral, diversas iglesias y la histórica Biblioteca Palafoxiana. Una característica que define el paisaje urbano poblano es el uso de azulejos de colores, especialmente el azul y blanco de la Talavera, que adornan fachadas y cúpulas, creando una estética única.
Entre las numerosas estructuras religiosas, destacan:
La Catedral de Puebla: Una imponente construcción que combina los estilos renacentista y barroco. Sus altas torres dominan el horizonte de la ciudad, y su altar mayor es una obra de arte impresionante.
El Templo de Santo Domingo: Dentro de este templo se encuentra una joya del barroco novohispano: la Capilla del Rosario.
La Iglesia de San Francisco y La Iglesia de la Compañía: Otros ejemplos notables de la arquitectura religiosa de la ciudad.
La Iglesia de San Francisco Acatepec y La Iglesia de Santa María Tonantzintla en Cholula: Localidades cercanas que albergan templos con fachadas cubiertas de talavera y ejemplos del barroco indígena, respectivamente.

El Legado Culinario Poblano
La gastronomía de Puebla es un festín para los sentidos, con platillos que han alcanzado renombre nacional e internacional. Dos de sus creaciones más emblemáticas son el mole poblano y los chiles en nogada, ambos con historias fascinantes y sabores inigualables.
El mole poblano es considerado por muchos como el platillo nacional de México, un símbolo del mestizaje culinario con profundas raíces prehispánicas y conventuales. La leyenda más difundida sobre su origen se sitúa en el Convento de Santa Clara, donde, ante la inesperada visita de un arzobispo, las monjas improvisaron una salsa combinando diversos ingredientes que tenían a mano, incluyendo chiles secos, chocolate, frutos secos y especias. Otra versión atribuye su creación al monje Fray Pascual. El resultado fue una salsa compleja y deliciosa que se sirvió con guajolote (pavo), encantando al arzobispo y marcando el nacimiento de un ícono de la cocina mexicana.
Los chiles en nogada son otro orgullo culinario de Puebla, un platillo de temporada estrechamente ligado a la Independencia de México. Se cuenta que fueron creados por las monjas agustinas del Convento de Santa Mónica en Puebla para celebrar la entrada de Agustín de Iturbide a la ciudad tras la firma del Tratado de Córdoba en 1821. Los colores del platillo – el verde del chile poblano, el blanco de la salsa de nuez (nogada) y el rojo de las semillas de granada – representan los colores de la bandera trigarante, simbolizando la recién alcanzada independencia. Este exquisito platillo consiste en chiles poblanos rellenos de un picadillo de carne y frutas, bañados en la cremosa nogada y adornados con granada y perejil. Tradicionalmente se sirve durante los meses de julio, agosto y septiembre, cuando la nuez de Castilla y la granada están en su mejor momento.
Además del mole y los chiles en nogada, Puebla ofrece una rica variedad de otros platillos y dulces que merecen ser probados. Las cemitas, grandes sándwiches rellenos de diversos ingredientes, son un clásico local. Los tacos árabes, carne de cerdo adobada y asada al pastor servida en pan pita, son otra especialidad poblana. Para los amantes de los dulces, la Calle de los Dulces (Calle 6 Oriente) es un paraíso, famosa por sus dulces tradicionales como las tortitas de Santa Clara. El rompope, una bebida dulce a base de huevo, también es una delicia local.

La Capilla del Rosario: Un Tesoro del Barroco
Dentro del majestuoso Templo de Santo Domingo se encuentra una joya arquitectónica que deslumbra por su opulencia: la Capilla del Rosario. Construida entre 1650 y 1690, fue la primera capilla en México dedicada a la Virgen del Rosario. Su fastuosidad le ha valido el apelativo de "La Casa de Oro" y la ha posicionado como una firme candidata a ser considerada la "octava maravilla del mundo".
Al cruzar sus puertas, los visitantes son recibidos por un interior ricamente decorado con profusión de hoja de oro, intrincados relieves de estuco y una gran cantidad de arte religioso simbólico. Destaca su cúpula dorada, adornada con sesenta figuras de ángeles, y su altar ornamentado, dedicado a la Virgen María. La Capilla del Rosario es un ejemplo cumbre del barroco novohispano, donde se aprecia una interesante integración de elementos indígenas en su estética, lo que la convierte en un testimonio único de la fusión cultural de la época.
Descubre Puebla: Consejos para el Viajero
Además de los puntos destacados, Puebla ofrece una gran variedad de atractivos turísticos para explorar. La Biblioteca Palafoxiana, la primera biblioteca pública de América, alberga una valiosa colección de libros en un hermoso edificio de diseño barroco. El Callejón de los Sapos es un pintoresco rincón conocido por sus coloridas casas coloniales y su mercado de antigüedades. El Museo Amparo exhibe una importante colección de arte prehispánico, colonial y contemporáneo. Para disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad y los volcanes circundantes, la Estrella de Puebla es una excelente opción. Los alrededores de Puebla también invitan a la exploración, con encantadores Pueblos Mágicos como Cholula, Atlixco y Zacatlán, cada uno con su propio encanto y atractivos únicos.
Al visitar Puebla, se recomienda recorrer el Zócalo y sus alrededores, explorar los mercados de artesanías para encontrar recuerdos únicos, deleitarse con la gastronomía local en sus numerosos restaurantes tradicionales y perderse en los barrios históricos como el Barrio del Artista. No se puede olvidar la importancia histórica de Puebla, que fue escenario de eventos cruciales en la Guerra de Independencia y la famosa Batalla del 5 de Mayo.
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